El monumento histórico debe su nombre y primera remodelación a Don Pedro de Mendoza y Escalante, personaje de no grata memoria para la Puebla dieciochesca que lo odiaba por su prepotencia y arbitrariedades. Fue alguacil mayor de la ciudad angelopolitana al principiar el siglo XVIII y gracias a la protección que gozaba del poderoso alcalde mayor don Juan José de Veytia y Linaje que gobernó los destinos de la ciudad durante más de dos décadas (1699-1722) imponiendo las primeras reformas borbónicas de Carlos I, pudo hacerse no sólo de abasto de toda a carne que consumía la ciudad, algo insólito para la época pues las ordenanzas vigentes no lo permitían así, sino que llegó también a controlar por medios nada recomendables al abasto y venta de granos que le correspondía hacer a la recién creada alhóndiga. El ser juez y parte en algo tan esencial para la sobrevivencia de la ciudad le acarreó poderosas enemistades y negra fama casa, quien por varios años ejerció el mismo cargo de alguacil mayor de la ciudad. En 1983 dejo de ser propiedad privada hasta que la Buap adquirió el inmueble para dedicarlo al fomento del estudio de la música y danza.
La fachada principal de la casa es de dos niveles rematados con cornisamiento y pretil, hallándose recubierta con la clásica combinación poblana de azulejos de talavera y ladrillo colocados en forma romboidal. En la planta alta se pueden observar tres vanos con marco recto y jambas prolongadas hasta el cornisamiento, las que se comunican entre sí por un balcón corrido con barandal de hierro forjado que divide ambos cuerpos. La planta baja representa cinco vanos siendo el central el del acceso principal, formado por una portada fabricada en cantería con jambas, cerramiento y un entablamento barroco que sirve de apoyo al balcón superior. La parte baja de la fachada está resguardada con un guardapolvo de cantería.
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