martes, 8 de noviembre de 2016

Casa Presno

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La primera casa que se construyo en este predio en el siglo XVI perteneció ala regidor Martín de Mafra Vargas, hijo del conquistador Gonzalo Diaz de Vargas y a su esposa doña Bernardina Medrano. Luego, al principiar el siguiente siglo, la adquiere el panadero Juan Fernández que seguramente estableció en los bajos de la misma su negocio de venta de pan.
Este momento colonial fue remodelado totalmente en el siglo XIX cuando era una mas de las numerosas propiedades de la acaudalada familia Acho, que la conservo en el seno familiar por cuatro generaciones continuas hasta que Ramon Acho y Charles, soltero de 26 años de edad, la vende en 1907 a don Antonio Couttolenc quien, después de liquidar las numerosas hipotecas que grababan el inmueble, le cede al industrial Marcelino G. Presno, a cambio de la casa llamada "de Rosete", ubicada en la 5° calle de Benito Juárez" hoy 11 norte 800, que era de mayor valía.
En 1928 la casa es adjudicada por vía legal al Banco Nacional de México por un adeudo pendiente de la señora Natalia Presno de Nava Osorio con el señor Prudencio Álvarez y cedido a favor de la institución bancaria que años despues, en 1934, la vende a María Sánchez viuda de Fuente que la conserva por tres decadas mas para despues traspasarla en 1960 a la Inmobiliaria Santa María, S.A; la que nuevamente la cede a Carlos Gonzalez Chavarria en 1983, quien casi de inmediato transfiere a la Universidad Autónoma de Puebla.
El inmueble lleva el nombre de uno de sus propietarios, don Marcelino G. Presno, dueño de las fabricas San Juan, la Asturiana y San Felix, la primera ubicada en la población de Santa Rita Tlahuapan y las dos ultimas en la ciudad capital. Sus instalaciones albergan al  Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades.
La  mansión se caracteriza por su arquitectura de estilo neoclasico y romántico con influencia francesa, cuya ornamentación interior combina el art nouveau con el art decó muy en boga en la época porfiriana, basta con apreciar su exquisita decoración con pinturas vegetales originales, lamparas isabelinas, vitrales franceses, molduras hechas de roleos, festones de rosas y la herrería de sus barandales, escaleras y ventanas para comprobarlo.
la escalera imperial invertida del primer patio es una gran riqueza estética, labrada en mármol con barandal de hierro forjado con el uso emblemático de la flor de lis, pasamanos de madera, tableros de medallones compuestos por hojas de acanto que lo adornan por abajo para darse cuenta de ello. lo mismo puede decirse de la cúpula con vitrales que cubren el cubo de la escalera.

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