Inmueble histórico del siglo XX construido ex profeso para ser sede del Banco Oriental De México, institución fundada por un grupo de capitalistas cuyas fortunas se hicieron en Puebla y en dicha entidad mantuvieron activos sus principales negocios comerciales, industriales, agrícolas y ganaderos.
Bajo la presidencia de don Manuel Rivero Collada (1901-1915), el Banco Oriental llego a ser la quinta institución en importancia del país, gracias a sus exitosas operaciones de crédito comercial, reaccionario e hipotecario así como a la emisión de sus propios billetes, situación que dudaría hasta el año de 1916, cuando el presidente Venusino Carranza decide desmantelar la banca porfiriana de emisión y crear un banco central, el Banco de México, proceso liquidatario que quedaría hasta diciembre de 1930, desapareciendo así al Banco Oriental de México.
El suntuoso edificio fue levantado sobre las ruinas de varias casa coloniales de tres niveles, revestidas con ladrillo y azulejo, que contaban con balcones protegidos por artísticos barandales de hierro forjado y que en la nomenclatura antigua estuvieron señaladas con los números 2, 4 y 6 de la " calle de la Compañía", propiedad de la señora Adela Azcue, desde el año de 1854.
Un siglo antes, los dueños de todos estos predios y sus identificaciones fueron el capitán y regido José Ruíz y Colina junto con su esposa doña Narcisa Pérez de Salazar.
En 1764 las casas incluían también la vivienda contigua a las tres mencionadas, la que seria re adquirida por la institución crediticia para ampliar sus reducidas instalaciones. Luego, cuando el banco fue liquidado, el edificio lo compra el Banco de México con 2 todos los muebles y enseres. Una decada despues se le vende al licenciado Eleazar del Valle quien casi de inmediato la cede al Gobierno del Estado en el doble de la cantidad en que la adquirió y traslada allí, temporalmente, el Palacio de Gobierno, prestandolo después al municipio que lo uso para tener allí su tesorería. Por, ultimo, el ejecutivo estatal lo recupera nuevamente y en 1996 lo restaura para hacer en el su Salón de Protocolos".
La autoria del diseño de este hermoso edificio es de dos profesionales de la construcción, al arquitecto Alfredo Giles, quien ya había diseñado y dirigido a las obras del edificio del Banco de Durango y el ingeniero poblano Carlos Bello y Acedo. La ornamentación del banco, inaugurado el 6 de abril de 1908, la realizo el joven escultor Jesús Corro Soriano. Es la fachada de acerada cantera poblana la que asemeja al Edificio de Protocolos con otras construcciones contemporáneas, como el Palacio de Justicia, el Palacio Municipal y el Banco Nacional.
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